Los objetivos son sueños con patas
(Por Diego Gutiérrez y Santiago Scheele).
Cada inicio de año las personas se marcan retos, nuevos hábitos. Y, aunque son buenos propósitos, en muchas ocasiones se quedan simplemente en eso, en una intención que luego no se cumple. Para ello, es fundamental establecerse objetivos de una forma reglada y los más importante: llevar a cabo la meta planteada.
Los objetivos son una de tus principales fuentes de motivación, es la visión hacia la que enfocas tus esfuerzos y te diriges con entusiasmo. Cuanto más claros sean estos objetivos, más energía focalizarás en ellos. La mente subconsciente nunca deja de procesar información, para que pueda funcionar con eficacia es importante desarrollar una percepción previa de los resultados que pretendemos alcanzar.
En el ámbito deportivo, cuando tienes claramente definidas las reglas y las metas, es cuando puedes centrar toda tu atención en la tarea y de esta manera alcanzar el nivel más alto de motivación y de satisfacción, la fluencia, en el que estás desarrollando el máximo de tus capacidades.
“Cuando estamos fluyendo tenemos una sensación clara de lo que debemos hacer, y estas metas dirigen la acción de manera continuada”. Mihalyi Csikzentmihalyi.
Reglas para la definición de objetivos
A continuación, te damos una serie de reglas básicas para que puedas desarrollar tus objetivos de una forma más eficaz:
- Enunciados en positivo: ¿Qué sucede si se enuncia en negativo? Pongamos el siguiente ejemplo: “No quiero quedar eliminado en la primera vuelta”. ¿Dónde se concentra nuestra atención? En quedar eliminado. “No pienses en un elefante rosa”. ¿En qué pensamos inmediatamente? En el elefante rosa. Recordemos que los objetivos nos permiten focalizar nuestra atención y esfuerzos, si nos enfocamos en no quedar eliminado nuestros esfuerzos van a estar destinados a evitarlo, en lugar de orientarse a competir o a sacar mejores resultados.
- Considerar el feedback. En el objetivo debe estar recogida la evidencia que te permitirá saber que lo has alcanzado, tanto en lo que respecta al destino final como al viaje que recorres hasta alcanzarlo. ¿Cómo sabrás que lo has conseguido?, ¿cuál será la evidencia?, ¿cómo sabrás que vas por el buen camino?, ¿con qué frecuencia comprobarás que estás por el buen camino?
Imagina por un momento un avión que despega de Madrid con destino a Argentina. El piloto traza la ruta. Argentina es el destino final, sin embargo, el comandante no deja que el aparato vuele por su cuenta en cuanto despega, sino que controla constantemente las condiciones de vuelo, la altura, el tráfico aéreo, los sistemas de seguridad y la dirección para asegurarse de que el avión seguirá el rumbo establecido. Tú eres el comandante, marcas el rumbo y has de estar atento a la ruta, porque en el viaje puede haber desviaciones que has de corregir.
- Que sea ecológico. Toda acción tiene consecuencias para el sistema más amplio en el que vivimos. Los objetivos que persigues tienen consecuencias para nosotros, pero también para otras personas. Es importante tener en cuenta esto desde el principio, y tener en cuenta que tus objetivos no te dañen ni a ti, ni a las personas que tienes alrededor. Conseguir tus metas a cualquier precio y a costa de los demás no es nada ecológico.
Puedes alcanzar las cimas que te propongas si estás dispuesto a hacer lo que es necesario hacer asumiendo las consecuencias, pensando en ti y en tu entorno. ¿Cuál es el coste para ti?, ¿cuál es el coste para tu familia?, ¿tu pareja?, ¿tus compañeros? No ser consciente de este coste te puede llevar a abandonar a mitad del camino o sentirte insatisfecho cuando hayas llegado a tu destino.
Que tengas un feliz año y se cumplan todos tus objetivos en este 2017.