Después de la tragedia acontecida hace unos días en Valencia a causa de la DANA que arrasó pueblos enteros quería enviar ánimo Valencia y a todas las localidades afectadas por las inundaciones.

Fue una sensación de emociones variadas: de gran tristeza, sorpresa, enfado e incluso alegría (que ahora explicaré).

Primero tristeza porque ver como las personas perdían su vida, sus casas, sus coches impresiona mucho y te hace reflexionar sobre qué estás haciendo en tu vida. Yo siempre me recuerdo primero a mí mismo y luego a mis alumnos y personas cercanas, que lo más importante en la vida es estar vivos y con salud. Y les recalco la importancia de la familia (que al final es lo más importante).

En segundo lugar, sorpresa. Sorpresa de ver como a pocos cientos de kilómetros de donde vives puede ocurrir una cosa así. Creo que fue una sorpresa para todos ya que, aunque en estas regiones suele caer lo que se denomina como “gota fría”, nunca había tenido estas dimensiones. Podían perder las cosechas y los campos, que ya es algo trágico, pero arrasar pueblos enteros nos ha dejado a todos en shock.

No voy a entrar en temas políticos, pero entiendo la indignación de las personas afectadas. Se han traspasado límites que han hecho que las personas reaccionaran mostrando su gran enfado.

Y por último alegría. No por lo que sucedió, sino por cómo ha respondido muchas personas a la catástrofe. Dicen que la gente es egoísta y poco solidaria, pero yo he visto como muchísimas personas ha ayudado de muchas maneras: enviando alimentos o productos de primera necesidad a las zonas afectadas, colaborando económicamente en diversas iniciativas, o yendo a las propias localidades a aportar su granito de arena limpiando o echando una mano en lo que necesitaran las personas afectadas. Y también alegría cuando escuchabas noticias de personas que se habían salvado, de familias que se habían reencontrado, incluso de bebés que habían sido encontrados con vida días después de la tragedia. Ánimo Valencia. No estáis solos. Estamos con todos vosotros.

También quería señalar que en ocasiones damos una prioridad extrema al deporte y a nuestra profesión. Pero la vida nos recuerda que es lo realmente importante. Todas las competiciones deportivas deberían haber parado y no se tenía que haber disputado ninguna competición. Creo que lo que ha sucedido es lo suficientemente grave para ello.

El deporte es lo más importante de lo menos importante. Ánimo Valencia y mucha fuerza.