Si hay algo complicado en la vida y en el deporte, eso es la autodisciplina. ¿A qué me refiero con este término? Pues a el dominio propio de tu disciplina unido al dominio de tus emociones. Esto es básicamente la autodisciplina. Y digo que es complicado porque se necesita tener muy claros tus objetivos, mucha voluntad y mucho autocontrol para poder dar frutos.
Desde mi experiencia puedo decir que junto con el talento innato que debe tener un deportista para llegar a lo más alto, el otro componente fundamental es la autodisciplina. He visto durante décadas como deportistas de diversas modalidades con un gran futuro, perdían oportunidades de llegar a lo más alto porque les faltó disciplina interna y constancia para trabajar de forma diaria y seria o porque no fueron capaces de gestionar sus emociones, tanto a nivel personal como a nivel deportivo, perdiendo el control de sus vidas o perdiendo la concentración en los entrenamientos o partidos.
He podido comprobar que deportistas que lo tenían todo para triunfar, lo perdieron todo por su ego y su poca autodisciplina. Y también deportistas que con algo menos de talento que alguno de sus compañeros han llegado a lo más alto porque tenían muy claro lo que querían y fueron constantes, trabajadores y mantuvieron la calma en todo momento.
El control de las emociones en los momentos clave de la competición es un don que pocos tienen. Cuando las cosas van bien es relativamente sencillo mantener la calma. Pero cuando las cosas se ponen difíciles o cuando estás a punto de ganar o perder, el deportista que domine sus emociones para actuar de forma correcta sin cometer errores va a ser el que consiga llevarse el gato al agua.
Es muy complicado conseguir resultados extraordinarios si no tienes autodisciplina, es decir si no te controlas a ti mismo y a tus emociones. Es impresionante cuando ves a un atleta o a un deportista en un momento clave de una final que es capaz de con absoluta serenidad tomar una decisión brillante en una décima de segundo. Y además lo hacen pareciendo que no les ha costado nada hacerlo. En esos momentos el tiempo se detiene y tú experimentas que estás viviendo un momento extraordinario.
Cuando actúan así el deportista es un auténtico campeón y tiene éxito, independientemente del resultado. Pero lo cierto es que cuando actúan así el resultado suele ser la victoria.