Estos días he tenido tiempo para ver documentales deportivos. Campeones y leyendas del deporte hablan de sus experiencias, de sus vivencias y también entrevistan a sus familiares, amigos y entorno más cercano.
Me voy a centrar en uno de estos campeones que se ha convertido en leyenda: Luis Aragonés, que fue futbolista y entrenador de fútbol.
Lo que más me llama la atención de él es que: Primero, a pesar de las dificultades que tuvo para llegar a la élite, sentían una pasión infinita por su deporte y confiaban plenamente en él y en sus posibilidades. Segundo: desprendía una energía especial, tenía un “aura” y una presencia que llamaba la atención a todas las personas con las que estaba.
Luis Aragonés tiene un currículum muy extenso como jugador. Destaca su década en el Atlético de Madrid donde se le considera una de las leyendas del Club. Consiguió tres Ligas y dos Copas, un trofeo Pichichi, jugando 360 partidos en Primera División y marcando 160 goles. Como entrenador, dirigió nueve equipos: Atlético, Barcelona, Espanyol, Betis, Sevilla, Valencia, Mallorca, Oviedo y Fenerbahçe.
Pocos se acuerdan que como técnico ganó una Liga Española, tres Copas de Rey, una Supercopa de España, una Liga en Segunda División y una Copa Intercontinental. Lo que sí recuerda todo el mundo como entrenador fue que se proclamó Campeón de Europa con la Selección Española de fútbol en 2008.
De Luis se ha hablado y escrito mucho. En su etapa con la Selección Española (entre 2004 y 2008) fue fiel a su idea, a pesar de que poca gente creyese en él. Pero él sí que creyó, sobre todo en sus jugadores, haciéndoles pensar que en esa ocasión era posible ganar una Eurocopa con España. En el documental, los jugadores mostraban su admiración, afecto y cariño al que llamaban “el Sabio de Hortaleza”. Luis convenció a los jugadores de sus capacidades, creyó en ellos y el “milagro” se hizo. Cuarenta y cuatro años después la Selección Española de Fútbol se encontraba entre las más grandes de Europa y del Mundo. España era Campeona de Europa.
Pero lo mejor no son los títulos ni las victorias, … Lo mejor fueron dos cosas que no se pueden tocar, pero sí se pueden aprender y sentir: primero cambió un paradigma que hizo que las personas del fútbol y que los aficionados dejasen de pensar que no pasaríamos de cuartos de final y que “jugaríamos como nunca y perderíamos como siempre”. Hizo sentir a sus jugadores importantes, les hizo creer que eran capaces de ganar y lo hicieron. Y, en segundo lugar, dejó un legado que, junto a este cambio de paradigma, hizo que la Selección Española de Fútbol lograse posteriormente ser Campeona del Mundo en 2010 y nuevamente Campeona de Europa en 2012 (La Triple Corona).
Campeones y Leyendas del deporte dejan atrás muchos títulos y victorias, pero lo que guardamos todos en el corazón y en la cabeza son sus aprendizajes y vivencias.