Coaching Deportivo Fútbol
A menudo vemos en la prensa, radio o televisión noticias de deportistas que han superado lesiones de larga duración, enfermedades o situaciones que podríamos denominar como “difíciles” o incluso “imposibles”, pero que al final han acabado muy bien.
Después de convivir durante muchos años con futbolistas profesionales que han superado vivencias de este tipo, puedo decir que un rasgo común en todos ellos ha sido la persistencia y la capacidad para sobreponerse a momentos de dolor emocional o situaciones traumáticas. Es lo que se llama “resiliencia”. Es decir, el poder de soportar una vivencia dolorosa, saberla gestionar y aprender de ella.
A continuación contaré un par de historias que ilustran lo que es la resiliencia y la capacidad de superación de una persona. Es evidente que este tipo de lesiones no siempre acaban bien por su dificultad, pero en estos casos hubo final feliz. No desvelaré sus nombres pero algunos están triunfando como profesionales del fútbol.
El primer ejemplo es un jugador que fue rechazado en dos canteras de equipos profesionales de fútbol, no por falta de talento, sino por falta de actitud y/o por su mal comportamiento. Es de todos sabido que ser profesional del fútbol requiere mucho trabajo y disciplina. En ocasiones llegan a las canteras de grandes equipos chicos con muchas capacidades pero con pocos hábitos positivos o con una historia personal “complicada”. Esto hace que su adaptación no sea buena y no prosperen como se esperaba. Este jugador tuvo una infancia difícil, y tampoco es escusa, pero si hubiese tenido a alguien que le hubiese ayudado a canalizar todas esas frustraciones y energía estoy seguro que no hubiese tenido que recorrer tantos equipos y tan largo viaje para jugar en la Liga de Fútbol Profesional Española. Nunca he visto una zurda igual y el tiempo me ha dado la razón.
El segundo ejemplo es otro futbolista que después de haber sido también rechazado por un club profesional de fútbol cuando tenía 15 años tuvo que volver a su ciudad. Cuando cumplió los 19 fue fichado por otro importante equipo y cuando todo indicaba que iba a ser su temporada tuvo una fractura que le dejó un año sin jugar. Los doctores no eran muy optimistas ya que tuvo que volver a someterse a otra operación. Después de 19 meses de dura lucha contra esa lesión, y sobre todo contra su propia cabeza, el jugador debuto en Primera División. Actualmente lleva 7 años como profesional disfrutando y viviendo de lo que más le gusta.
Estos dos futbolistas han sido un ejemplo para los demás de resiliencia y nos han demostrado que “triunfar es un deber de todos, pero resurgir es un honor de pocos.”