Hay una cosa que siempre me ha inquietado del deporte y es la retirada deportiva. Cuando te retiras como deportista profesional y se baja el telón, la vida del deportista cambia drásticamente.

Pasan de entrenar todos los días a no tener la obligación de hacerlo (algunos siguen con sus rutinas físicas y haciendo deporte, pero otros se “abandonan” y se dedican a la “buena vida” comiendo y bebiendo todo lo que no pudieron cuando eran profesionales). Pasan de tener mucha atención a su alrededor (tanto aficionados, como medios de comunicación, entrenadores, preparadores físicos, fisioterapeutas, empleados del club o federación al que pertenecen) a que no te llame prácticamente nadie porque ya no estás en activo, ya no sales en los medios de comunicación y ya dejan de llamarte todas esas personas que lo hacían por algún interés. Otro factor importante es que los deportistas dejan de ingresar dinero por practicar su deporte y pasan de ganar dinero (algunos de ellos millones de euros) a tener que buscar una fuente de ingresos para poder vivir y mantener a tu familia. Incluso los que tiene su vida económicamente resuelta, si no buscan como entretenerse o ayudar a otras personas acaban sin encontrar su sitio en la vida y viviendo en la infelicidad.

Todo lo anterior es muy importante, pero lo realmente fundamental para gestionar tu vida cuando te retiras es la parte mental y emocional. El mayor problema cuando te retiras es saber gestionar emocionalmente todo lo que te sucede una vez que “cuelgas las botas”. Si eres deportista y no eres consciente de lo que te va a suceder cuando te retiras tendrás problemas. Muchos de ellos se aburren, se frustran o incluso se deprimen si no se han preparado para este gran cambio en su vida. Y la situación se agrava ya que en la mayoría de las ocasiones se retiran antes de cumplir 40 años, por lo que les quedan muchos años de vida laboral que cumplir o vida que vivir.

Sin embargo, cuando el deportista tiene presente que su carrera deportiva tiene un principio y un fin; se prepara para su retirada deportiva ya sea formándose en otras actividades (relacionadas o no con el deporte) o emprendiendo con nuevos retos profesionales; y sabe disfrutar de lo bueno que te da la nueva vida gestionando correctamente todo lo que antes hacía y ahora no puedes, el deportista lo afronta de una manera positiva y productiva.

Conozco muchos deportistas profesionales que se han retirado y lo que marca la diferencia no es el dinero que les queda en el banco (aunque es cierto que ayuda a su bienestar). Lo que marca la diferencia cuando te retiras es si te has preparado para ello y cómo lo afrontes mental y emocionalmente.