Cumplir un sueño

 

Sergio García, golfista profesional acaba de cumplir su sueño. Ha ganado su primer “major”, el Masters de Augusta, después de casi 20 años de profesional sin haber podido conseguir ninguno.

Esta historia pudo cambiar en 1999, en la PGA de ese año, donde Sergio se disputó con Tiger Woods la victoria que al final acabaría decantándose del lado del americano. Con 19 años pudo conseguir esa hazaña, pero no ha sido hasta los 37 cuando lo ha conseguido.

Muchos especialistas decían que Sergio García era un jugador muy talentoso pero que no era capaz de demostrarlo en los momentos clave de los grandes torneos. Había estado demasiadas veces muy cerca sin obtener la recompensa.

Se dice que lo bueno se hace esperar, pero probablemente Sergio ha esperado demasiado.

Desde mi humilde opinión, creo que se han dado diversos factores que han hecho que esta victoria sea posible y cumplir un sueño:

Su experiencia, al haber disputado tantos torneos ha sido importante.

Su talento, indiscutible del que todos hablaban.

Pero posiblemente hay dos cosas que han decantado la balanza: en primer lugar que ha encontrado el equilibrio personal y deportivo (está prometido y pronto se casará con su novia que le apoya y está con él en las buenas y en las malas).

Y la segunda y más importante: haber encontrado la calma interior suficiente para jugar un torneo grande sin presión. Sergio era de los jugadores que cuando se torcía el torneo empezaba a quejarse, a desquiciarse, y esta vez ha ocurrido lo contrario. Es evidente que cuando un deportista de élite se olvida del resultado, de la presión y del miedo, rinde mucho mejor. Y esto es precisamente lo que ha hecho Sergio.

Al final lo que ha sucedido es un cambio de actitud interna que se ha reflejado en el exterior y en el resultado. El propio jugador declaraba al finalizar: “Desde que he llegado al campo estaba muy calmado, más que ningún otro domingo de ‘major’ y más que el sábado. Incluso después de los dos bogeys sabía que estaba jugando bien y que tendría mis posibilidades”.

Y añadía que más que de otra cosa, de lo que más se sentía orgulloso era de su carácter y mentalidad que ha tenido durante todo el torneo: “En otros torneos habría empezado a quejarme a mi caddie después de algún fallo. Ahora he aprendido aceptar las cosas que tienen que pasar. En el pasado he sido muy estúpido tratando de pelear contra algo que no se puede. Ahora miro al campo de otra manera”.

Es curioso, cuando se cambia el interior de las personas, el exterior y los resultados cambian automáticamente para cumplir un sueño. ¡Enhorabuena Sergio!