Podemos decir que el deporte español goza de una gran salud. Este fin de semana hemos podido vibrar y disfrutar de las victorias de la selección española de fútbol masculina, consiguiendo su cuarta copa de Europa de naciones y de la segunda victoria del murciano Carlos Alcaraz en Wimbledon.

Un 14 de julio histórico que pone de manifiesto el nivel tan alto que deporte español viene refrendando en las últimas décadas. Tanto en deportes colectivos (fútbol, baloncesto, waterpolo, balonmano) como en deportes individuales (tenis, golf, automovilismo, motociclismo, bádminton, etc.) ya sea en categoría femenina o masculina, llevamos un tiempo en el que nos están malacostumbrando con tanta victoria.

Y aún queda la guinda del verano con los Juegos Olímpicos de París 2024. Recuerdo por estas fechas, en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984, cuando España conseguía alguna medalla, fuese del color que fuese, era toda una gesta. Ahora el deporte español es respetado y admirado en el mundo entero.

Parte de este éxito se debe al impulso que tuvimos de cara a los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, cuando tanto organismos públicos como empresas privadas invirtieron más dinero que nunca en el deporte español. De esta manera se profesionalizaron muchos deportes, federaciones y deportistas, se avanzó a nivel de técnicas de entrenamiento, preparación física, nutrición, etc. y generó la base de todos los éxitos posteriores.

Y el ejemplo está en los éxitos del fútbol español (campeones del mundo en categoría femenina y masculina) y del tenis (comandados en las últimas décadas por nuestro querido Rafa Nadal y ahora por el joven Carlos Alcaraz.

¿Qué es lo que ha cambiado desde el punto de vista mental? Pues que, gracias a la preparación y capacidades de los deportistas y equipos, a su gran trabajo y disciplina, son capaces de confiar y sentirse seguros de las opciones que tienen en las grandes finales. Hace años nos hubiésemos conformado con ser segundos o no hubiésemos creído que era posible.

Ahora esa confianza y esa templanza a la hora de competir hacen que brote la grandeza competitiva que tienen los deportistas y equipos cuando dan lo mejor de sí mismos en las situaciones más difíciles.

Esto precisamente es lo que nos hace vibrar y sentirnos identificados con estos éxitos. Ganar es importante, pero cómo se gana es lo que hace que esa victoria sea significativa.

¡Enhorabuena al deporte español y que siga la fiesta!