Desde que estaba estudiando en la Universidad Ciencias de la Actividad Física y del Deporte me interesó los temas relacionados con la “Deportividad y valores”. Tanto en las clases de Historia del Deporte como en otras asignaturas, como Sociología del Deporte, se hablaba de los valores en el deporte, su importancia y trascendencia en la sociedad y lo fundamental que es enseñar e influir con el ejemplo.
Creo que es una de las cosas que más me llamó la atención. Era algo que me “llamaba” y sentía que podía ser algo importante para mí, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Por ello realicé mi tesis doctoral sobre la educación en valores a través del deporte.
Después de tantos años creo firmemente que el deporte tiene un papel fundamental en la transmisión de valores en los niños y jóvenes (y también en los menos jóvenes). Si bien es cierto que el deporte no es “bueno por naturaleza”, es decir, que depende de cómo lo enfoques puedes fomentar valores positivos o negativos, el deporte es algo que suele interesar e influir mucho en los jóvenes.
Por tanto, es interesante utilizar la “herramienta del deporte” para “crear una sociedad mejor”. Últimamente hemos presenciado capítulos del deporte profesional que no transmiten estos valores positivos (lanzamientos de objetos desde la grada en un partido de fútbol que provoca la suspensión del partido, declaraciones de deportistas que no fomentan el juego limpio o actos poco éticos por parte de estrellas deportivas).
Siempre que ocurre, salta la noticia y nos preguntamos qué es lo que está pasando, por qué sucede ahora cuando parecía que habíamos aprendido de otras veces. Creo que estos actos, tristemente son sucesos cíclicos, conductas y actitudes que se repiten cada cierto tiempo y que evidentemente hay que sancionar, criticar y que sirvan de ejemplo para no volver a caer nuevamente.
Para ello es fundamental que nos concienciemos todos los participantes del deporte en lo importante que es nuestro granito de arena para crear esa “sociedad mejor” de la que hablábamos. Cada entrenador o técnico es importante para educar en valores a sus jugadores; cada periodista, político es clave para una mejor gestión de estos conflictos; cada jugador profesional es un” modelo a seguir” con sus comportamientos.
Si en vez de pensar egoístamente en uno mismo y en mis propios intereses, empiezo a tomar consciencia que estamos aquí para ayudar a los demás y hacer un mundo mejor, probablemente muchos de estos comportamientos se erradicarían.
Cierto es también que ejemplos como la amistad entre rivales como los tenistas Rafa Nadal y Roger Federer y la hermandad que tenían Kobe Bryant y Pau Gasol siempre quedarán en nuestras retinas y serán el camino a seguir. Deportividad y valores no ingresan dinero en los clubes deportivos pero sí en los corazones de las personas.