DIVIÉRTETE JUGANDO

 

El deporte es una actividad en la que cuerpo, mente y espíritu se unen formando un todo armonioso que te permite fluir y disfrutar.

Disfrutar viene del latín “dis” (separar) “fructus” (fruto), separar el fruto. Cuando realizamos deporte por el disfrute que nos aporta, en lugar de por alguna motivación extrínseca que justifique la actividad, la motivación la encontramos en la misma actividad que estamos realizando. Esto es lo que llamamos motivación intrínseca, es decir, hacer lo que hacemos por el simple disfrute de hacerlo sin esperar ninguna recompensa externa futura.

Esto traducido a la práctica deportiva significa que no tenemos que centrarnos en el resultado, en la motivación externa, sino en el proceso y disfrutar del él.

¿Por qué en la naturaleza lo vemos tan claro y en el deporte no?

Cuando una persona planta un árbol, por ejemplo un naranjo, lo primero que hace es centrarse en coger las semillas adecuadas, es decir, semillas de naranjo. No plantan semillas de limonero. Una vez plantadas las semillas, se preocupa de regar, cuidar, podar el naranjo (se preocupa del proceso y no del resultado, está centrado en el crecimiento del árbol y no en comerse una naranja inmediatamente porque sabe que si hace bien su trabajo la naranja saldrá sola).

Y entonces, ¿por qué en el deporte no lo vemos igual?, ¿por qué esa obsesión por los resultados rápidos?

Cuando un entrenador se ocupa de plantar las semillas correctas de aprendizaje en sus jugadores, les cuida, les anima, les da el feedback correcto, está centrándose en el proceso que les llevará a sus jugadores a conseguir esos resultados esperados. La diferencia es que el foco no lo pone únicamente en el resultado, sino que sabe que si se hace bien el trabajo, el resultado llegará por sí mismo.

¿Alguien se acuerda de si los deportistas profesionales que ahora triunfan en sus respectivos deportes fueron campeones de liga cuando eran jóvenes? Probablemente no. Eso no es lo importante. Lo importante es que se prepararon físicamente, técnicamente, tácticamente y mentalmente para llegar a donde llegaron. Aquí está la diferencia. En centrarse en el proceso, en el aprendizaje, en fluir y disfrutar.

Como técnicos somos responsables directos de plantar y hacer crecer estos aprendizajes en los deportistas.

Cuando el deporte se convierte en un negocio o en un trabajo se corre el riesgo de olvidarse de los motivos intrínsecos que hacen disfrutar de él hasta quedar en un segundo plano. En este caso, la motivación estará supeditada a factores externos: victorias, medallas, contratos, suplencia, titularidad, torneos, etc. La consecuencia directa de todo esto es que se pierda la capacidad para disfrutar del juego.

Diviértete jugando, es la clave.

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