Dónde pones el foco
Dependiendo de dónde pones el foco puedes sentirte de una manera u otra, puedes sentirte feliz o puedes percibir que no estás haciendo las cosas bien. Y esto se puede trasladar a cualquier aspecto de la vida.
Por ejemplo, si una persona a lo largo del día tiene únicamente una o dos situaciones negativas o desagradables y se focaliza en ellas, dándole vueltas a la cabeza sin parar, cuando se acueste tendrá la percepción de que el día ha sido muy negativo. Si has estado muy bien con tu familia desayunando, has llegado al trabajo y te ha felicitado tu jefe, te han llamado para organizar una cena con los amigos, y de repente un compañero te dice algo desagradable, tienes dos opciones: 1) empezar a focalizarte en la única situación negativa del día, que es ese incidente con el compañero y darle vueltas criticándole y pensando sobre la situación ó 2) mostrar la importancia justa al asunto, relativizarlo y procurar ponerle solución, disfrutando de todas las cosas maravillosas que te han ocurrido.
En el deporte ocurre algo parecido tanto a los entrenadores como a los deportistas. El otro día me comentaba un futbolista que le había salido un mal partido, que no se había sentido cómodo y no había tomado buenas decisiones. Le pregunté que me describiese el partido y qué había hecho bien y qué había que mejorar. Después de su descripción el deportista solo pudo describir una acción mala (que no había definido de cara a portería en una jugada) y ocho acciones o actitudes positivas. Es más, una persona que vio el partido me comentó que había visto al jugador con buena actitud y haciendo un gran partido.
Nuevamente, la forma en cómo percibimos y dónde pones el foco hace que el jugador pueda sentir que el partido haya sido muy malo o todo lo contrario. Y al espectador le ocurre lo mismo.
Por tanto, si queremos conseguir ser personas objetivas y críticas, debemos aprender a observar todo lo que ocurre a nuestro alrededor con perspectiva, analizando lo bueno, lo que se puede mejorar y reforzar, y sobre todo ser conscientes de dónde se pone el foco porque esto último será lo que determine por un lado nuestra felicidad y por otro haga que avancemos por la vida y por el deporte disfrutando del camino.
No te olvides nunca de dónde pones el foco.