Siempre que me preguntan cuál es el papel de las familias en el mundo del deporte contesto lo mismo: el papel de las familias en el deporte es fundamental en el desarrollo de los más pequeños y en la estabilidad de los “más grandes”.
Me voy a explicar. Después de trabajar muchos años en el deporte infantil y juvenil, desde mi punto de vista creo que los padres, al ser las personas más significativas para los niños, junto con sus profesores, entrenadores y hermanos mayores, van a ser claves para el desarrollo del niño o la niña, tanto a nivel deportivo como a nivel personal. Pero para ello, los padres tienen que tener claro su rol y los valores que tiene que transmitir.
Si un padre está en la grada e insulta al árbitro, o tiene incidentes con los padres del otro equipo, o cuando acaba el partido y va en el coche con su hijo se “mete” con el entrenador, algún compañero de su hijo o le transmite valores antideportivos, es evidente que su hijo no es que no aprenda valores positivos del deporte, sino que el deporte y su padre no le estarán enseñando nada bueno.
El papel de las familias en el deporte infantil debería centrarse en transmitir valores positivos de deportividad, juego limpio, amistad, trabajo en equipo, superación, diversión. El partido del fin de semana debería ser una fiesta familiar donde se disfrute, independientemente del resultado. En ocasiones parece que estás viendo un partido profesional y no de niños. Siempre recuerdo la anécdota de una vez que mi entrenador no me puso todo lo que yo quería o estimaba y me “metí con él” cuando iba en el coche buscando un poco de apoyo por parte de mi padre. Mi padre al escuchar esto, frenó el coche y me dijo: “la próxima vez que insultes a tu entrenador dejo de traerte a los entrenamientos y partidos. Tú tienes que respetar a tu entrenador, a tus compañeros y seguir trabajando”. Todavía me acuerdo de eso y han pasado más de 30 años. Fue una gran lección de cómo un padre debería educar a su hijo, tanto en la vida como en el deporte.
Y los padres de los deportistas profesionales también tienen un gran papel que ejercer. Si cada vez que pasa algo están más nerviosos que el propio deportista o si incendian al deportista cada vez que el entrenador o alguien dice o hace algo que no les gusta, van a provocar la desestabilización del deportista.
El papel de las familias, de forma general, ya sean niños o profesionales debería ser el mismo: dar amor, apoyo y compresión a sus hijos deportistas.