Desde hace mucho tiempo sé que vivir el presente es la clave para disfrutar de la vida plenamente y conseguir resultados extraordinarios. Y esto es aplicable tanto en la vida como en el deporte.
Si nos centramos en el mundo del deporte, se dice que si piensas en el pasado o en el futuro vas a perder el foco del presente y por tanto tu actuación deportiva será peor. Es habitual, tanto en deportistas jóvenes como en adultos, que cuando llega la competición (ya sea un partido de fin de semana o una final olímpica) se piense en lo que va a suceder. Y aquí viene el primer error ya que como no puedo controlar el futuro, ni puedo adelantar la actuación, empiezo a sentir agobio, miedo y tensión. Una cosa bien diferente es pensar brevemente cómo vas a actuar de forma positiva, qué recursos tienes y qué vas a hacer para solucionar los problemas que surjan (esto es visualizar tu objetivo de forma positiva y puede ayudar a los deportistas).
También es un grave error pensar y centrarse en el pasado. Esto suele ocurrir durante la competición después de cometer un error o fallar, o también tras perder un partido o una competición, cuando en vez de analizar lo que se puede mejorar, empiezas a darle vueltas de forma compulsiva a los errores y no los aceptas. Te juzgas, piensas que no debías haber hecho tal cosa o que podías haberlo hecho de otra forma. Y se convierte en un bucle del que no puedes salir.
Por tanto, el presente es la clave. El deportista que se centra en el presente está en calma, tranquilo, concentrado y con el foco en la acción, en lo que tiene que hacer. Al ocurrir esto disfruta y vive el momento sin preocuparle ni lo que ha hecho, ni lo que va a venir después.
Las consecuencias son muy positivas ya que el deportista aumenta su rendimiento. La calma y la concentración hacen que el deportista se despreocupe del resultado (al centrarse en lo que tiene que hacer) y su confianza aumente. Por tanto, la competición la vive con alegría, como un reto y no como una carga o un sufrimiento.
El presente es la clave ya que trabajas de forma armónica tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. Disfrutas sabiendo que únicamente en el presente puedes actuar y cambiar tus acciones y resultados.