El deporte femenino crece exponencialmente en nuestro país. Y no es que surja una deportista y ya está. Podemos escribir España en femenino plural.
Hace unas décadas las niñas comenzaban a practicar deporte, pero poco a poco iban abandonando hasta que un gran porcentaje acababa dejando lo que más les gustaba por diversos motivos (desmotivación, falta de competiciones, pocas ayudas y la inexistencia de un deporte femenino profesional).
Afortunadamente de un tiempo a esta parte la historia ha cambiado, y aunque todavía queda mucho camino por recorrer, los avances han sido notables. Las Federaciones Nacionales, los estamentos gubernamentales, así como las empresas privadas han dado un paso adelante.
Hace unas décadas hubiésemos pensado que es una noticia falsa que por ejemplo una tenista nacional o una futbolista profesional pudiese cobrar millones de euros, tuviese patrocinadores o fuera un referente para las niñas y niños de nuestro país.
Sandra Sánchez en Karate, Lydia Valentín en Halterofilia, Carolina Marín en Bádminton, Ona Carbonell en Natación Sincronizada, Adriana Cerezo en Taewondo, Paula Badosa y Garbiñe Muguruza en Tenis, Gisela Pulido en Vela, y las chicas del futbol: el balón de oro Alexia Putellas (considerada la mejor jugadora del mundo), Aitana Bonmatí, Jenni Hermoso, Irene Paredes, Salma Paralluelo, y todas las que nos dejamos en el tintero, pero que han contribuido a que el deporte femenino español no solo esté de moda y nos den tantas alegrías, sino que todas sean un ejemplo de lucha, trabajo, perseverancia y un modelo en quien fijarse.
Las anteriores generaciones abrieron el camino y esta generación está derribando la puerta. Un ejemplo es la selección femenina de fútbol. En el Mundial de Australia y Nueva Zelanda, ya ha hecho historia clasificándose para la final. Aunque prefiero que ganen dicha final, me da igual que lo hagan. Se da demasiada importancia a la victoria. Claro que es importante, pero haber pasado a cuartos de final, a la semifinal y a la final del mundial es algo que antes nunca se había conseguido. Ya esto es el éxito. Ser un ejemplo, un modelo a seguir y servir de fuente de inspiración a las jóvenes que vienen es el verdadero éxito y es mucho más grande que obtener una medalla.
Hace poco leí que los ganadores son aquellos que superan a sus competidores, pero los campeones (los héroes) son aquellos que dejan su deporte mejor de lo que lo encontraron. Y esto precisamente es lo que está haciendo el deporte femenino en nuestro país. España se escribe en femenino plural.