Al exgimnasta Gervasio Deferr (triple medallista olímpico en 3 Olimpiadas diferentes) se le ha llamado “el Maradona de la gimnasia”. Se decía de él que era un chico poco metódico, pero muy bueno. Gervasio con 12 años ya decía que iba a ser campeón olímpico.
En una entrevista en la televisión, Deferr se sinceró explicando por qué quería contar a todos su historia: “Quería soltar la mierda porque te ayuda a sentirte mejor, te ayuda a saber quién eras y quién eres ahora”. Él dice que ha pasado de ser Gervasio Deferr (triple medallista olímpico) a Gervi (entrenador de gimnasia infantil). Ha conseguido integrar su sombra, superarlo y dar un propósito a su vida: enseñar gimnasia a niños y niñas y “contar su historia” para que sirva de ejemplo para los demás.
En Sídney 2000, Gervasio tras ganar el oro en la prueba de “salto”, sintió que había fracasado porque él consideraba que donde tenía que haber conseguido una medalla era en su prueba favorita: “suelo” (por su mala gestión emocional no disfrutó ni de una medalla de oro olímpica). Cuando volvió a España, el éxito le vino de golpe y, como él reconoce, “se le subió a la cabeza”, comenzando a fumar marihuana. Después de un control antidoping, le comunicaron que era “positivo” y estuvo sancionado dos años. A falta de 5 meses para las Olimpiadas de Atenas 2004, Gervasio dejó todos sus malos hábitos y pidió volver a entrenar para prepararse e intentarlo de nuevo. Volvió a competir y volvió a quedarse fuera del sueño de la medalla olímpica en “suelo”. Él, de nuevo se frustró mucho porque quería demostrar que era el mejor del mundo en su prueba favorita. Esa misma tarde se cogió una gran “borrachera” en la villa olímpica y no recuerda ni cómo llegó a su habitación. Se sentía un fracasado de nuevo, había fallado. A la mañana siguiente se levantó y se fue al pabellón a la prueba de “salto”. Volvió a conseguir el “oro olímpico” en la prueba que no quería.
Finalmente, en Pekín 2008 consigue su ansiada medalla olímpica en “suelo”. Estaba satisfecho, pero no contento. Deferr dijo: “Está bien, pero quería el oro. Si no soy el mejor lo dejo, me retiro porque ya no puedo ser oro”. En 2011, Gervasio Deferr se retira del deporte profesional y se queda “sin objetivos”.
Quiero dar las gracias a Gervasio Deferr por su valentía. Gracias porque tu testimonio no cae en saco roto. Fuiste una persona con un gran corazón y un deportista de élite de talla mundial de los que no quedan. Pero, además de contribuir al mundo del deporte con tus éxitos, también nos has dado una lección de vida contando tus vivencias y cómo fuiste capaz de integrar tu sombra, perdonándote y liberándote de ella. Escuchar tu historia me emociona tanto o más que cuando ves a un atleta ganar una medalla olímpica, porque Gervi ganó algo más importante que un “oro”, ganó de nuevo su vida y liberarse de su sombra.