Hace unos días charlaba con un cliente, futbolista de élite, y me comentó que estaba algo preocupado por su retirada deportiva. Desde fuera, podríamos pensar que un jugador que lleva cerca de 10 años en Primera División disfrutando del fútbol y que tiene todos los privilegios en nuestra sociedad no tiene que estar inquieto por esta cuestión ya que tiene la vida resuelta.
Y posiblemente puede que tenga la vida resuelta a nivel económico, pero es complicada realizar la transición de deportista de élite a deportista retirado, porque pierde muchas cosas y hay que saber gestionar ese cambio de vida. Vamos a ver las razones.
Desequilibrio emocional
En primer lugar el jugador que no tiene una autoestima equilibrada y que siempre ha vinculado toda su persona con el “personaje deportivo que sale en la televisión” tiene un gran problema. Si únicamente se ha identificado con su profesión y ésta finaliza, es como si desapareciera del mapa.
Adios a la rutina de ir a entrenar todos los días y a los partidos con miles de personas viéndote y valorándote por tu trabajo. Adios a los elogios de tus seguidores. Adios a los salarios de un deportista de élite. Incluso, en ocasiones, adios a los privilegios y al reconocimiento social porque “ya no eres noticia” y ahora eres un exdeportista. Si no se gestiona emocionalmente todo esto de manera correcta, hay deportistas que caen incluso en la depresión.
Cuando alguien se identifica únicamente con su profesión y con sus logros, y éstos se acaban, es como si la persona desapareciese. Al identificarse con su “ego”, y no con todo lo que es, con su “ser”, esa persona que tiene unos valores y una identidad, que tiene otras cosas por las que ser feliz como salud, familia, estabilidad económica, un futuro lleno de posibilidades, el deportista se centra en el pasado y en lo que fue, en vez de en el presente y disfrutar de lo que tiene ahora.
Por tanto, se siente vacío, parece que le falta algo, echa de menos su vida anterior, y como se aferra a eso que ha perdido no se siente feliz.
Iniciar una nueva vida. Gestión del cambio
Cuando un deportista se retira, inicia una nueva vida. Es posible que como decíamos antes, eche de menos su etapa de profesional, o incluso que ya esté cansado y quiera hacer cosas diferentes.
En ambos casos, es fundamental que el deportista sepa gestionar ese cambio y además se plantee nuevas metas.
Además de adaptarse al cambio, es necesario aprender a proyectar el futuro que uno desea y establecerse objetivos. Si una persona no tiene objetivos ni retos en su vida, ya puede tener todo el tiempo y el dinero del mundo que no será feliz.
Por tanto, además de descansar, viajar y divertirse, después de mucho años de concentraciones y entrenamientos duros, es necesario que el deportista se plantee nuevos retos. Desde seguir vinculado al mundo del deporte como técnico, director deportivo, etc. hasta dedicarse a otra profesión u otros negocios no relacionados con su antigua profesión. Cualquier cosa que sea un reto para el exjugador y que sea algo con lo que pueda disfrutar y ganarse la vida.