Hay un concepto del que habla John Wooden que me parece muy interesante: la grandeza competitiva. El que fuera entrenador, 10 veces campeón universitario de baloncesto con la Universidad de UCLA, hablaba en su libro “La pirámide del éxito” de una serie de valores que hacían a los deportistas y a los equipos ser exitosos. Y precisamente en la cúspide de la pirámide situaba la grandeza competitiva, que consistía básicamente en dar lo mejor de ti, cuando lo mejor de ti sea requerido.
Pero además esta grandeza competitiva hacía mejor a los que estaban a tu lado y te permitía disfrutar de los retos más desafiantes. Cuanto más difícil es el reto, cuanto peor se pone una competición, el deportista o el equipo son capaces de elevar su nivel y sacar su mejor versión y la de su equipo.
Si nos paramos a pensar en ejemplos de esta forma de competir, podemos concluir que las grandes estrellas del deporte se caracterizan por competir de esta manera.
Desde mi punto de vista, Rafa Nadal, saca a relucir esta grandeza competitiva en cada partido que disputa. Pero cuando juega una final de Grand Slam, aparece de forma más acentuada. Es capaz de remontar dos sets abajo y levantar la copa, es capaz de cuando está más cansado, en el último set, sacar “el tarro de las esencias” y desplegar su mejor tenis. Y esto es por su grandeza competitiva.
Magic Johnson con Los Angeles Lakers, Larry Bird con los Boston Celtics, Michael Jordan con los Chicago Bulls o Kobe Bryant de nuevo con Los Angeles Lakers hicieron lo mismo que Nadal. Fueron capaces de dar lo mejor se sí mismos cuando se requería e hicieron a sus equipos mejores equipos, llevándolos a conseguir campeonatos de la NBA. Además, se percibía que cuando se acercaban las finales, estos jugadores disfrutaban de ese reto tan desafiante.
Creo que la diferencia radica aquí, en que en los momentos decisivos el que no tiene grandeza competitiva se pone tenso, nervioso, sufre y hace a su equipo peor. Mientras el que tiene este espíritu competitivo fluye, está tranquilo y hace a su equipo mejor.
Una última aclaración. La grandeza competitiva suele acompañarse de la victoria, pero no es necesaria que esté presente. El propio Wooden decía que: “No tenemos que ser superestrellas o ganar campeonatos para alcanzar la grandeza competitiva. Todo lo que tenemos que hacer es aprender a levantarnos en cada ocasión, hacer nuestro mayor esfuerzo y hacer mejores a quienes nos rodean. No se trata de ganar. Se trata de aprender a dar todo lo que tenemos para dar.
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