La presión del deporte
Hace unos días entrevistaron en la revista Panenka al jugador de fútbol André Gomes. En dicha entrevista se pudo reflejar la presión del deporte y la importancia que tiene el equilibrio y control emocional.
Muchas veces hemos hablado de lo que supone ser deportista profesional: muchas horas de entrenamiento, trabajo y sacrificio. Pero si al final ves y obtienes la recompensa, el esfuerzo merece la pena.
Lo que ocurre es que en ocasiones el deportista no obtiene lo que espera, o su rendimiento dista mucho de las expectativas generadas. Cuando sucede esto, el deportista puede gestionarlo hasta dar la vuelta a la situación o caer en una dinámica negativa que le hace estar cada vez peor. El caso de André refleja esta parte del deporte que muchas veces se oculta o no llega a la opinión pública.
En la entrevista el jugador del F.C. Barcelona decía: “No me siento bien en el campo, no estoy disfrutando de lo que puedo hacer”. (…) “Los primeros seis meses fueron bastante bien, pero luego las cosas cambiaron. Quizá la palabra no sea la más correcta pero se volvió un poco infierno, porque empecé a tener más presión“. Cuando un deportista entra en este bucle es importante que pueda expresar y exteriorizar sus sentimientos ya que se pueden convertir en una carga para el jugador.
Además, el jugador añadía que: “Pensar demasiado me hace daño. Porque pienso en las cosas malas y, después, en lo que tengo que hacer, y voy siempre a remolque. Aunque mis compañeros me apoyan bastante, las cosas no me salen como ellos quieren que salgan”. (…) “Me encierro. No me permito sacar la frustración que tengo. Entonces, lo que hago es no hablar con nadie, no molestar a nadie. Es como si me sintiera avergonzado“.
Cuando un jugador piensa demasiado y le da muchas vueltas y encima se encierra en sí misma sin expresar sus sentimientos lo que provoca es más presión y menos rendimiento.
Alguna personas opinan sobre la entrevista al deportista, que nunca debía haber hecho tales declaraciones, pero desde mi punto de vista, creo que pueden ser positivas. Primero porque el jugador se sincera y libera lo que le ocurre internamente. Y en segundo lugar, porque la gente y los seguidores pueden saber cómo se siente el deportista por dentro.
El otro día hubo ya un cambio en el público y el jugador en vez de ser pitado por su afición, se llevó una gran ovación antes de saltar al terreno de juego. Creo que todos somos personas y cuando alguien te abre el corazón, empatizas con él y puedes llegar a comprender lo que le está pasando. Es cierto que siempre habrá alguien que diga que un jugador que gana millones no tiene derecho a decir que no es feliz, y que él, que trabaja 12 horas al día y cobra lo justo para vivir sí que tiene presión. Pero como decía, antes de jugador son personas. La presión del deporte es algo que hay que saber gestionar para poder dar el máximo y ser feliz.