La soledad del deportista
Se habla mucho de las ventajas que tiene ser deportista profesional, pero nadie habla de la soledad del deportista.
Es decir, todo el mundo ve únicamente lo que sale en la televisión lo que dicen en la radio y lo que ven en la prensa o simplemente se imaginan que un deportista de élite tiene una vida muy fácil.
Pero nada más lejos de la realidad. Cierto es que tienen ciertos beneficios que otras personas no tienen. Aún así también soportan cargas que los demás no viven.
Para empezar los deportistas entrenan y compiten semana tras semana sin parar, sin tener en muchas ocasiones los días festivos, los fines de semana que cualquier trabajador disfruta. Los deportistas jóvenes se privan de lo que hacer sus coetáneos. Es decir, mientras que sus amigos se van de fiesta un sábado o disfrutan de un fin de semana, los deportistas se quedan en sus casas para descansar y preparar el partido o el entrenamiento.
También tiene que cuidar con mimo todo lo referente al tema de la alimentación, teniendo prohibido toda bebida alcohólica o todo alimento que le perjudique en su rendimiento deportivo.
Pero es que además los deportistas profesionales tienen que lidiar con otras batallas. Una de ellas es su corta vida deportiva. Mientras que cualquier profesional puede trabajar hasta su jubilación, lo deportistas no llegan a los 30 o 40 años como mucho, teniéndose que buscar otra actividad después de su retirada.
Otro factor estresante para los deportistas de élite son las lesiones. Dependen tanto de su cuerpo y de estar al 100% que cuando tiene una lesión su vida se paraliza. Y ya no decimos nada si esa lesión es de larga duración o hace que el deportista se tenga que retirar. Aquí la soledad es absoluta ya que además de la preocupación interna que tiene el jugador, se añade que muchas de las personas que tenían a su alrededor dejan de estar presentes (estas son las personas interesadas que viven a costa de los deportistas y que cuando dejan de ser importantes desaparecen).
También los halagos y los tratos de favor que reciben, si no se gestionan emocionalmente de manera correcta, puede hacer mucho daño al deportista ya que se pueden identificar con esas opiniones y no con lo que realmente son.
Y no hay que olvidar la presión mental que puede sufrir un deportista que sale todos los días en la televisión. Cuando alguien hace algo mal en su trabajo, se queda allí. Pero si un deportista comete un error o hace algo mal todo el mundo lo ha visto e incluso se lo recuerdan por la calle al propio deportista.
Parece sencillo ser deportista de élite e incluso muchas personas envidian sus vidas, pero no es nada sencillo. La soledad del deportista y la presión con la que viven hace que el trabajo y la gestión emocional del deportista de élite sea clave para su salud mental y su rendimiento deportivo.