LEO MESSI. UN EXTRATERRESTE QUE JUEGA AL FÚTBOL.
Lo que más me admira y me gusta de Leo Messi es que siempre sale al campo a disfrutar, confiado de sus capacidades, tranquilo y concentrado. Es el ejemplo perfecto de cómo una persona tiene que afrontar una competición deportiva o un reto en su vida.
Habrá gente que diga que Messi es uno de los grandes pero que le falta ganar un Mundial con Argentina. Revisando su palmarés creo que no le hace falta: Ligas españolas, Copas de España, Champions Leagues, Mundialitos de Clubes, Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Pekin 2008, Campeón del Mundo Sub-20, Balones de Oro, Botas de Oro… y sí, le falta ganar un Mundial o una Copa de América, pero ya ha sido subcampeón en ambas competiciones.
El camino para llegar a donde ha llegado no ha sido fácil. En enero de 1997, con once años, Leo medía 1,27 metros. Era muy bajito para su edad. Por ello su familia y el club de fútbol al que pertenecía, Newell´s Old Boys, le llevaron a un especialista endocrino que le puso como tratamiento inyectarse todos los días de forma subcutanea una hormona para estimular su crecimiento. Él, ya con esa edad, se pinchaba sólo todos los días con toda la naturalidad del mundo.
Éste no fue el único precio que tuvo que pagar Messi y su familia para convertirse, según muchos, en el mejor jugador del mundo. Al irse a Barcelona con toda su familia empezaron a echar de menos su país y además no tenían los papeles en regla para vivir en España. Pero su sueño era triunfar en el fútbol profesional y pudo más que sus problemas.
Leo no sale al campo a demostrar a la gente como juega. Él entra en la cancha para jugar, para disfrutar, en definitiva, para fluir. Juega al fútbol porque lo ama, lo vive como su vida.
Y nació para jugar el fútbol, porque lo hace de una manera perfecta y sin esfuerzo aparente. Está siempre con la mente calmada y la atención focalizada en el juego. Domina su diálogo interior, limpiando todos los obstáculos internos para tener experiencias cumbre donde disfruta del momento y está viviendo el presente. No se obsesiona con el resultado, simplemente deja que ocurra…y casi siempre ocurre que hace algo extraordinario, algo que está fuera del alcance de las personas normales, algo extraterreste.