Lo que marca la diferencia entre un deportista bueno y un deportista top es el aspecto mental. Yo siempre digo que, aunque lo mental no es lo más importante en el deporte, es lo más determinante y marca la diferencia.
Y voy a explicar lo anterior. Cuando digo que lo mental no es lo más importante, no me estoy refiriendo a que no tenga ninguna importancia, ni que sea un tema menor. A lo que me refiero es que un deportista profesional tiene que tener “de serie” unas condiciones físicas muy buenas (y si pueden ser excepcionales mejor todavía); unas condiciones técnicas muy buenas (y si pueden ser excepcionales mejor todavía); y un conocimiento del juego, una táctica muy buena (y si pueden ser excepcionales mejor todavía). Todos los deportistas profesionales tienen que tener todo lo anterior. Y si a lo anterior, además le añadimos la parte mental, tenemos un jugador o un deportista de primera línea. Por eso digo que lo que marca la diferencia entre un deportista bueno y uno top es la parte mental.
Y, ¿qué es lo que hace bien a nivel mental ese deportista top? Pues en primer lugar sabe gestionar sus emociones independientemente de la situación. El otro día trabajaba con una deportista olímpica su próxima competición y me hablaba de que lo más importante era estar tranquila y concentrada pasase lo que pasase en la competición y que se divirtiese haciendo su deporte. Esto es una respuesta top. Muchos deportistas profesionales tienen la preocupación, del resultado, de si les va a salir bien o mal la competición y esto les hace perder mucha energía.
Otro aspecto importante es la gestión de la derrota y del éxito. Lo que marca la diferencia entre un buen jugador y un jugador top es que el primero basa su éxito en si gana o no y el segundo basa su éxito en su trabajo, su esfuerzo y en dar el 100% en cada entrenamiento y competición. El buen deportista cuando gana se suele despistar y perder el foco por la euforia de la victoria, mientras que el deportista top la victoria le hace trabajar más y estar más motivado y enfocado. Además, el buen jugador cuando pierde le da muchas vueltas a la cabeza y entra en un estado de preocupación y dudas, mientras que el jugador top, analiza la derrota y con tranquilidad se pone a trabajar más si cabe para la próxima competición.
Por tanto, lo que marca la diferencia entre un buen jugador y un jugador top es su forma de pensar hacia la competición, su visión de lo que es el éxito, y como gestiona a nivel mental el error, la derrota y la victoria.