Hay una cosa que puede que sea a la vez lo más sencillo y lo más difícil y es pasar página. Pasar página en la vida significa que pase lo que pase ya está en el pasado y no se puede cambiar. Por tanto, no merece la pena estancarse en lo que pasó, lo que pudo ser o haber sido.
Es evidente que el pasado nos ha ayudado a ser de alguna manera quienes somos en la actualidad. Pero esto no quiere decir que tengamos que revivir las cosas negativas y los errores del pasado. Lo peor que podemos hacer es aferrarnos a lo que sentimos y vivimos negativamente en el pasado ya que esto limitará nuestras capacidades de hoy y del futuro.
Ya sea una relación traumática pasada, una mala decisión empresarial o económica o un problema familiar, donde debemos dejarlo es en pasado. Y si viene a tu mente te recomiendo que en primer lugar analices a qué área de tu vida ha afectado el pasado en tu momento actual; descubrir qué creencias negativas o limitantes se generaron a partir de los sentimientos negativos que tuviste en esas experiencias; y finalmente, y más importante: ver la historia “negativa” desde otro punto de vista pensando que si hubieras interpretado esa vivencia de otra manera (más positiva) y te hubieses desprendido de los pensamientos y creencias limitantes, seguramente estarías mejor y no te afectaría para nada dicho pasado en tu presente.
En el deporte ocurre lo mismo. En muchas ocasiones cuando trabajo el tema del pasado o de los errores, los deportistas son muy autoexigentes y no se perdonan ciertas experiencias o errores del pasado. La consecuencia es que no disfrutan del presente y tienen miedo del futuro por no pasar página y quedarse “enganchados en el pasado”. Si el pasado no se puede cambiar y el futuro está por venir, no tiene sentido que no disfrutemos ni vivamos el presente.
Lo peor no es lo que nos pasa o nos ha pasado, sino lo que pensamos acerca de ello. Por tanto, el verdadero enemigo no son los otros, ni nuestra historia o vivencias negativas, sino cómo las interpretamos. Si un deportista ve un error como un fracaso, como algo que le lastra, probablemente no lo supere ni le ayudará a mejorar en el presente, ni en el futuro. Si dicho error lo interpreta como un aprendizaje que le hizo descubrir cosas nuevas y un camino a seguir, seguro que la historia cambia ya que habrá pasado página.