Procesos de Alto Rendimiento
Siempre me preguntan qué hay detrás de los Procesos de Alto Rendimiento. Mi contestación es en todas las ocasiones muy similar.
En primer lugar, humildemente pienso que no hay una fórmula exacta para crear o generar Procesos de Alto Rendimiento. Si así fuese, estaría patentada o todos los clubes y entrenadores lo aplicarían para mejorar y conseguir sus objetivos. Por tanto, la primera clave es que no existen fórmulas mágicas, pero sí se puede ser coherente con el propio proceso. Todo el mundo sabe que después del uno va el dos, luego el tres e inmediatamente después el cuatro. En el deporte, en ocasiones queremos saltarnos pasos del proceso o cambiarlos de orden, y eso hace que fracasemos por tener demasiada prisa o ser desordenados.
Después de la coherencia hay otro factor importante: tener conocimientos para desarrollar el propio proceso y saberlo aplicar al contexto y las personas con las que trabajas. Es decir, si soy entrenador, tengo que tener una gran preparación a todos los niveles para poder guiar a mi deportista o a mi equipo hacia ese alto rendimiento. Y, además, lo tendré que ajustar al contexto y a los deportistas con los que trabajo. Lo que me ha valido con un equipo, puede que no me valga con otro. Lo que ha funcionado con un deportista, pude que no sea efectivo con otro. Por tanto, se antoja fundamental ver los recursos materiales y humanos que tenemos y aplicarlos al contexto específico en el que está.
Y, por último, en todo Proceso de Alto Rendimiento hay que tener paciencia y confianza en el propio proceso y en las personas con las que estoy trabajando. Igual que sabemos que si riegas una planta crecerá o que si plantas un árbol dará su fruto, hay que tener claro que el Proceso de Alto Rendimiento también crecerá y dará su fruto. En muchas ocasiones no se tiene tranquilidad durante el camino y esto hace que se bloquee o que incluso nos desviemos de él. Normalmente no se tiene paciencia porque precisamente falta confianza (a veces en el propio proceso y muchas veces en uno mismo).
Hay una ley universal que es la “ley de la no resistencia”. Esta ley dice que la vida sigue siempre su propio orden, que es perfecto y que todo fluye si no te resistes a él. Cuando te resistes al proceso y quieres hacerlo exactamente como tú quieres y en el momento que tú deseas, las cosas se bloquean y no funcionan.