Todos los años cuando acaba y empieza una nueva temporada suceden cosas que se repiten a lo largo de los años. Siempre es igual. Es curioso, pero con la experiencia aprendes que muchas cosas que pasan no son casualidad, sino más bien causalidad.
Hay deportistas o técnicos que cuando se acerca el final de la temporada, les empieza a invadir el miedo, piensan que les va a ocurrir toda clase de desdichas y que les van a echar del equipo o que les va a ir muy mal la siguiente temporada. Teniendo esta clase de pensamientos y emociones, al final “consiguen” lo que piensan: al final acaban fuera o consiguiendo algo inferior a sus capacidades o competencias.
También ocurren lo contrario. Hay deportistas o técnicos que confían en ellos mismos, en sus capacidades y actitudes y esperan lo mejor para ellos y para los demás cada final y principio de temporada. Con esta actitud tendrán muchas más posibilidades de obtener éxitos y conseguir los objetivos que se proponen.
Está demostrado científicamente que los pensamientos y las emociones influyen en los resultados. Simplemente porque si una persona está tensa y nerviosa, no va a reaccionar a tiempo, con fluidez y de forma acertada. Si estoy centrado en mí mismo y estoy preocupado no voy a ver las grandes oportunidades que me brinda la vida o voy a interpretar cualquier situación como algo catastrófico.
Sin embargo, cuando una persona está abierta, centrada en la acción y en el momento presente, y está relajada, va a ver oportunidades hasta en situaciones que en un primer momento parecían negativas y sus pensamientos, actitudes y conductas van a ser mucho más efectivas que cuando alguien está nervioso.
He vivido durante muchos años situaciones muy significativas, tanto positivas como negativas. Jugadores que no contaban para el equipo y ha acabado siendo los que más minutos han jugado y los que han renovado sus contratos por muchos años y con unas condiciones muy buenas. Y también el ejemplo contrario. Jugadores muy prometedores que se quedan en eso, en prometedores. Han ido perdiendo el brillo que tenían y les han adelantado por la derecha.
Posiblemente la explicación de los ejemplos anteriores esté en la cabeza, en la parte mental. Por eso digo que siempre es igual. Son patrones que se repiten un año tras otro. Lo realmente importante es trabajar tu mente, ser consciente de los pensamientos, actitudes y conductas que tienes para potenciar las positivas y cambiar las negativas. Seguro que de esta manera las cosas irán a mejor.