Siempre que estoy con mis amigos o mis seres queridos les pregunto: ¿Cuáles son tus prioridades? Y les pregunto esto porque en función de lo que me respondan, así veo qué es lo que les importa o inquieta en ese momento. Saber cuáles son tus prioridades es una forma indirecta de preguntarte qué es lo que ocupa tu corazón o tu cabeza en este momento y qué puedo hacer yo para ayudarte.
Esta pregunta también la utilizo con los deportistas, entrenadores y equipos deportivos con los que trabajo. De esta forma conoces en qué punto se encuentran y ellos toman consciencia de dónde están poniendo su foco en ese momento.
A partir de ahí, lo importante es que tus prioridades te ayuden a crecer, mejorar y avanzar. Si por ejemplo un amigo únicamente me habla de su trabajo y no me enseña ninguna foto de sus hijos o no me habla de su familia, me está indicando qué es lo que le ocupa su cabeza en ese momento. Y no te hablo de una conversación esporádica, sino de una tendencia a lo largo de los años. En este sentido el otro día leía una frase muy significativa: “jamás vas a escuchar a ninguna persona a punto de morirse lamentarse de haber trabajado poco, sino de no haber estado más tiempo con sus seres queridos”.
En el deporte ocurre algo similar. En muchas ocasiones los deportistas se dejan invadir por un montón de compromisos, actos, reuniones, que les agotan y pierden el foco de lo más importante: practicar su deporte con pasión, disfrutar del día a día dando el máximo, y tener tiempo para sus seres queridos. Estas cosas le van a dar al deportista foco y equilibrio, mientras que lo otro va a ser únicamente una montaña rusa de emociones que les dejará vacío.
Es evidente que el tiempo del que disponemos es limitado. Por tanto, es fundamental que aproveches el tiempo. La famosa frase latina “Carpe diem”, cuya traducción literal es “aprovecha el día”, escrita por el poeta romano Horacio en su libro Odas, nos señala que has de disfrutar el momento. Pero ese disfrutar el momento no significa que tengas que “desfasar”, que tengas que gastarte todo el dinero que tengas, o tengas que vivir una vida de desenfreno. Significa precisamente lo contrario: como tengo un tiempo limitado voy a aprovecharlo al máximo viviendo una vida significativa. Voy a disfrutar al máximo de mi familia, mi trabajo y voy a dar el máximo cada día, voy a ayudar a los que tenga a mi lado y voy a esforzarme para crecer y mejorar cada día como persona y como profesional. Esto sí que es aprovechar el momento. Esto sí que es tener claras tus prioridades.
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