El otro día una gran amiga me hizo ver con perspectiva. Estábamos hablando de cómo las personas en su vida y los deportistas en su trayectoria deportiva afrontan el proceso y los resultados, tanto las victorias como las derrotas.
Yo siempre creí cuando eran más joven que lo único importante era el resultado. Vivía para esa meta final y no valoraba para nada todo lo demás.
Unos cuanto años después me ayuda ver con perspectiva las cosas. Es evidente que en la vida y en el deporte nadie “sale a perder”, todos queremos conseguir buenos resultados. Pero, ¿qué es conseguir buenos resultados?, ¿Únicamente vale ganar?, ¿Hay algo positivo en la derrota o en no conseguir el resultado?
Estas y otras muchas preguntas las he ido integrando en mí. Desde mi humilde punto de vista, conseguir buenos resultados tiene que ver con estar tranquilo porque has dado todo para convertirte en alguien mejor y al mismo tiempo ser consciente de ello y disfrutar con gozo del proceso. Todos quieren ganar, pero no todas las victorias valen lo mismo. Hay deportista que son muy buenos, han ganado muchas cosas, pero no están ni en el recuerdo ni en el corazón de los aficionados.
Por tanto, no vale únicamente con ganar. Hay que ganar, pero de una determinada manera. El deportista que trabaja, se esfuerza, se preocupa por los demás, es buen compañero y buena persona, transmite valores positivos de vida en el deporte, es un ejemplo con su comportamiento y su forma de ser dentro y fuera del terreno de juego, el que tiene una sonrisa para un niño incluso cuando ha perdido un partido importante, está ganando. Gana humanidad, gana respeto y admiración de las personas, gana paz interior.
En definitiva, quien afronta la vida y el deporte de esta manera está ganando y dejando un legado enorme a las futuras generaciones. Y luego si encima acompaña el resultado mejor que mejor.
Muchos deportistas profesionales se dan cuenta demasiado tarde de qué es lo importante en sus carreras deportivas. Pierden el foco y se centran únicamente en el resultado en vez de disfrutar de cada uno de los aprendizajes que les brida cada entrenamiento, cada partido, cada conversación con una persona.
Por último, decir que la derrota o no conseguir el resultado esperado nos ayuda a aprender, a crecer, a seguir trabajando, a no bajar los brazos y ver nuevas formas de disfrutar del proceso para llegar al resultado final.
Ver con perspectiva te hace saborear cada día y disfrutar de la vida.