El viaje del héroe

 

Todas las personas a lo largo de su vida recorren un camino que se podría considerar el viaje del héroe. Es cierto que no todos pasan por todas y cada una de las etapas, y tampoco todos llegan a la última de las fases.

Pero este camino nos puede servir de mapa para superar los retos que nos presenta la vida y las dificultades que supone afrontar un cambio tanto en la vida como en el deporte.

Tanto Joseph Campbell en su libro “El héroe de las mil caras”, como Robert Dilts y Stephen Gilligan en “El viaje del héroe”, como en las películas que vemos en el cine nos hablan de este proceso que vamos a desarrollar a continuación. Y, evidentemente, se puede trasladar perfectamente al mundo del deporte.

El punto de inicio es la “vida rutinaria”, es decir, estamos en la zona de confort y no hay ni cambio, ni evolución. Aquí la persona, el deportista no evoluciona.

El primer paso se inicia cuando se tiene la “llamada a la aventura” que está relacionada con la identidad, o el propósito al que está llamado el deportista. Este llamamiento puede tener muchas formas: cambiar de equipo, recuperarte de una lesión, entrar en una nueva etapa deportiva.

Una vez que se tiene la llamada, surge el “compromiso con la llamada”. Puede ocurrir que no se escuche, o aceptarla. Sin embargo, cuando se intenta ignorar o rechazar esta llamada los problemas se intensifican. Escuchar la llamada acompañado de los “mentores”, personas que nos ayudar a dar estos pasos y que llegan en el momento preciso, hace que nos sintamos conectados y con la claridad de que se va por el buen camino.

El siguiente paso es “cruzar el umbral”, es decir, se sale de la zona de confort hacia un territorio desconocido para crecer y evolucionar. Es un punto de no retorno que una vez que se cruza hace que se tenga que seguir adelante. Un jugador puede dejar su equipo de toda la vida para crecer, o un deportista puede decidir dejar de trabajar con su cuerpo técnico y buscar otro.

Cuando se cruza el umbral, se empieza una travesía de aventura e incertidumbre donde el deportista se encontrará a aliados que le ayudarán a seguir caminando (los “guardianes” que ayudan a creer en uno mismo y desarrollar las habilidades), enemigos que le frenarán, y sobre todo una serie de “pruebas” que harán que el deportista se haga más fuerte.

Llegados a este punto, lo siguiente que nos encontramos es “enfrentarse al desafío”. Todo deportista pasa por esta fase: tener que demostrar lo que vale, superarse para llegar a la meta que se ha establecido. En este punto muchas veces entra la duda de si se tiene capacidad, de si el paso ha sido el correcto.

A partir de aquí, cuando hemos “desarrollado nuevos recursos” para manejar la incertidumbre, el deportista integra los aprendizajes y aumenta sus recursos que hacen que el viaje se pueda recorrer con éxito.

Finalmente, se “completa la tarea” para la que se ha sido llamado provocando aprendizaje, crecimiento, satisfacción por todo lo recorrido y conseguido, y se “vuelve a casa” como una persona transformada.

Os invito a descubrir vuestro propósito en la vida y el deporte y a recorrer vuestro “viaje del héroe” porque merece la pena.